Chowder, el crápula carismático
Valoración: 4,5/5.
Una de las cosas que más valoro de 'Si
volvemos a vernos, llámame Gwen' es la forma que tiene Germán
Sánchez Espeso de arrancar la historia, presentándonos a un Chowder
Marris desesperado que acude a la comisaría dispuesto a matar a un
teniente. Imaginad la escena, sin más explicaciones, salvo quizás
algún detalle que indica la fracasada vida que ha llevado el bueno
de Chowder. ¿No entran ganas de leer? ¿De saber más? A mí, desde
luego, tanto la forma de narrar la historia como este inicio me ha
hecho dejarme llevar por un libro que a lo largo de sus páginas hará
que te cuestiones tu ética, que te horrorices en algunos momentos y
en otros sientas cierta compasión.
Esto es gracias a un protagonista que
parece no haber tenido nunca algo de moral, un oportunista de la vida
que la vive sin pena ni gloria, sobreviviendo mientras deja a su paso
fracaso tras fracaso e incluso incidentes reprobables. Chowder es
Chowder, un cúmulo de despropósitos embalsamado en alcohol y al que
su pasado parece perseguirle siempre, con episodios que lo han
marcado y parecen entretejer a su alrededor una fatídica maldición.
Desde luego, ya de partida este guionista fracasado tiene difícil
lograr nuestra simpatía por todas las barbaridades que es capaz de
hacer, pero la forma en la que Sánchez Espeso narra la historia nos
presenta a Chowder como una víctima de sí mismo que es incapaz de
remediar lo que hace.
Desde el momento en que empuña la
pistola saltamos a través del tiempo a fragmentos de su pasado que
nos ayudan a entender mejor a este desdichado, capaz de escribir los
guiones más inverosímiles y defenderlos a capa y espada, quedar
impune de una muerte y acabar en la cárcel por un delito que no
cometió o conservar durante años en sus recuerdos a Gwen, una de
sus oportunidades perdidas. Todo ello con un estilo literario muy
agradable, más propio de autores extranjeros que de un escritor
español, y que demuestran la maestría de Sánchez Espeso (que ganó
el Premio Nadal en 1978) a la hora de dar forma a una historia. Y
quizá lo que más me atraiga del libro es la búsqueda constante de
lo políticamente incorrecto, como si echase un pulso al lector con
nuevas barbaridades para ver su reacción.
Sin duda, leyendo 'Si volvemos a
vernos, llámame Gwen' nos vamos a escandalizar, pero también vamos
a caer en la tentación de querer saber de las hazañas del poco
ético Chowder, aunque nos llevemos las manos a la cabeza. Y creo que
una historia que consigue provocarte esas reacciones, además del
plus de la narración perfecta, merece un hueco en nuestras
bibliotecas. Leer a Sánchez Espeso ha sido todo un descubrimiento.