domingo, 15 de abril de 2018

Juego de espías


Reseña de la novela ‘Todos tus nombres’ de Fernando García Pañeda.

Tengo que reconocer que hasta hace unos años no era un gran amante de la novela histórica. Quizá porque no me había acercado a ella, salvo con ‘Los pilares de la tierra’ y otros títulos, al priorizar entre mis gustos la novela negra hasta convertirlo en un género de culto. Mi reconciliación con este tipo de historias fue gracias a Ibon Martín y ‘El valle sin nombre’, y desde entonces despertó mi apetito lector de novela histórica. Tuve la suerte de que en esas fechas el género trajera grandes historias como ‘La mujer del reloj’, de Álvaro Arbina, que alimentaron esas ansias de descubrir el pasado a través de estas historias que mezclan ficción con hechos muy reales.
Si he empezado con esta reflexión ególatra es porque desde hace algún tiempo mis lecturas se han basado, sobre todo, en este género, con el añadido de que muchos de esos libros se fusionaban con el estilo ‘noir’ o la intriga, lo que creo que supone un plus dentro de este tipo de narrativa. Por eso, cuando surgió la oportunidad de leer ‘Todos tus nombres’, del escritor bilbaíno Fernando García Pañeda, no dudé en sumergirme en su intriga de espías en plena postguerra española.
He de decir que la experiencia ha sido muy grata, y no sólo por la historia que cuenta García Pañeda y por sus sorpresas a lo largo del texto. Mientras leía la novela me he sentido trasladado a ese ambiente que él recrea, a ese Bilbao de antaño, a los bosques fronterizos y al Madrid de las intrigas. Todo ello gracias a una cuidada documentación y a un estilo de narración que convierte la descripción en una ventana abierta a ese mundo, algo que por desgracia no todas las novelas históricas logran.
Si bien es cierto que el autor juega con el lector a la hora de barajear sus personajes, cuando las piezas van encajando la lectura aporta un plus, la sensación de tener el puzle ya completo. Y, desde luego, el argumento del tráfico de obras de arte está perfectamente narrado, así como los contactos y preparativos de la red de espionaje.
Esta novela cuenta además con el aval de ser la ganadora de la primera edición de los premios Caligrama, ya que su autor (que acumula varias novelas anteriores) optó por el sello de autpublicación del Grupo Penguin para dar salida a su historia. Sin embargo, la calidad de la historia y el talento de García Pañeda se han visto recompensados con este premio y su publicación, al fin, por una editorial tradicional.
En otras ocasiones ya he criticado cómo muchas historias que merecen la pena no pasan el filtro de las editoriales, a las que parece espantarles contar con autores nóveles. Salvo el caso de ‘Nunca es tarde para morir’ de Inés Plana, o el de ‘La ciudad de la lluvia’ de Alfonso del Río (este último con el apoyo de una agencia literaria), y la apuesta en su día de Ediciones B por un talentoso pero desconocido Álvaro Arbina, los casos en los que un escritor desconocido recibe la llamada de las grandes editoriales son escasos.
De ahí que cada vez más escritores apostemos por la autoedición como alternativa, bien como un método para labrarnos un nombre o como una manera de escapar de la maquinaria editorial que plantea sus propias condiciones. Fue el caso de García Pañeda, un autor con varios libros publicados que por fin ha recibido la oportunidad que merecía. Y aun así, tras leer ‘Todos tus nombres’ no se entiende por qué no la recibió antes.
Algo funciona mal,  y quizá tenga que ver con personas que trabajan como lectoras para editoriales y se jactan en Twitter de cuestiones como “yo soy la que rechazo vuestros libros” o animan directamente a la gente a que deje de escribir. Que mejor se droguen.
Por suerte, poco a poco la autoedición hace emerger el talento. Que sea por mucho tiempo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Alégrame el día!